LA SEMILLA DEL DIABLO


El hijo del demonio

El joven matrimonio Woodhose, interpretado por Mia Farrow y John Cassavetes, alquila un espacioso apartamento en el viejo edificio Brandford, que tiene mala fama por una serie de sucesos ocurridos en el siglo pasado. Según se acomodan y arreglan su apartamento, la vida de los Woodhose es invadida por unos extraños vecinos, los Castevet. Una serie de misteriosos desastres comienzan a ocurrir a su alrededor. Esto lleva a la desesperación a Rosemary Woodhose, que trata de convencer a Guy, su marido, para que abandonen la casa. Una muchacha recogida por los Castevet se lanza sin motivo por una ventana, un actor que competía por un papel con Guy se queda ciego... Entretanto, Rosemary ha quedado embarazada, y los Castevet comienzan a tratarla con tanta solicitud que parece su propia hija. Rosemary está cada vez más extrañada, pero Guy parece verlo todo con normalidad. A medida que se acerca el día de su alumbramiento, Rosemary está más convencida de que los Castevet dirigen una secta diabólica que quiere arrebatarle a su hijo.

El veterano productor William Castle compró los derechos de la novela El bebé de Rosemary, de Ira Levin, que cae en manos del máximo dirigente de la Paramount, Robert Evans. Este encuentra en el prometedor Polanski al director adecuado. Polanski era por entonces un joven judío polaco, admirado por El cuchillo en el agua (1962) y Repulsión (1965). Polanski construye una de las mejores películas de terror de todos los tiempos. Trata el tema del demonio con seriedad y sin efectismos. Narrada con gran habilidad, en un ambiente claustrofóbico que contagia al espectador de inmediato. No muestra el miedo explícitamente, sino que lo sugiere con mucha audacia. Al demonio sólo se le entrevé en algunos sueños de Rosemary, y en ningún momento se ve a su diabólico hijo.

Una película imprescindible, emocionante y cautivadora

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